viernes, 16 de octubre de 2009

El azar (parte 2)


Alguna vez discutimos sobre como es cuidar al otro. Imposible tolerar la verdad y la verdad y nada más que la verdad. Tu presencia flamea en mis pensamientos, a veces. Si me acercara, si te acercaras, cómo contarte, por ejemplo, que después de la medianoche besé a Cristina en el balcón con un ardor que no sentía hace mucho. Cómo contarte que un par de horas después, en el jardín y protegidos por las sombras, Cristina deslizó su mano derecha entre mis ropas hasta encontrar lo que buscaba, y cuando lo encontró no lo soltó hasta que yo tuve que pedírselo por favor, era tanto el placer y luego el dolor. Cómo contarte, Laura, que Cristina y yo, ebrios y olvidados de todo excepto de los dos, nos fuimos a mi departamento y allí nos embarcamos en un viaje de jadeos y temblores hasta el fin de la noche.
El azar es culpable de todo, de las pequeñas aventuras, de los grandes amores.
Mis amigos dicen que en realidad no estoy enamorado, sino no sería capaz de hacer lo que hago. Sin embargo, Laura, pienso que ya he pasado la etapa de la visión maniquea del mundo, pienso que puedo ser capaz de amarte mucho, y acaso aún más que antes, al mismo tiempo que suceden las cosas que suceden aquí. Sería acaso mucho más fácil para mí que una cosa excluya a la otra, pero no, una cosa es el amor y otra la necesidad, nuestra inherente fragilidad, la hermosa espina de la tentación, el miedo que tenemos a quedarnos solos. Una cosa es el amor y otra la ausencia, o al menos eso es lo que creo ahora, eso es lo que quiero creer ahora, quizás si alguna vez resulta que estemos juntos pueda creer que mi plenitud sería tan completa como nunca antes había resultado, que lleno de vos, ya no necesitaré más nada.
Y no soy ingenuo, y sé que lo que hago lo puedes estar haciendo vos también. Entiendo claramente que mi ausencia se ha llenado con otros pequeños o grandes inquilinos de vos, o en el peor de los casos copropietarios.
Por eso jamás te enviaré esta carta, preferiré publicarla en el suplemento literario de algún periódico, escudado en la ficción. Incluso si existiera (sólo por capricho del azar entiendo) algún otro escenario de un nosotros, no te la enseñaría. Y si algún resulta que la leas en algún espacio literario, yo recordaré el momento en que lo escribí, este momento, las once de la mañana en mi habitación, Cristina todavía durmiendo en mi cama, con la respiración acompasada y lejos de mí y del mundo, el perfecto cuerpo desnudo, la perfumada piel canela, y recordaré haber hecho una pausa antes de terminar de escribir el cuento, una pausa para admirar el hermoso cuerpo desnudo, recordarte también a vos en alguna escena similar que ya casi que se me aparece en blanco y negro, y te diré sin vacilaciones que no, que ese cuento no tiene nada autobiográfico, ese cuento es una ficción más. Que todo lo que se relaciona conmigo es, de una forma u otra, ficción.

6 comentarios:

  1. Ufff!
    Me sentí muy representada, muy.
    Quiero participar del concurso, como debería hacer?

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  2. Lo leí 3 veces!
    Mande dos relatos al mail, pero no veo las bases del concurso, espero recibir respuesta.
    felicitaciones
    Vero

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  3. me gustaba mas el primer el final que el segundo!

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  4. Quién es Laura y quién Cristina????
    Voy a participar!
    Besos dari,
    Barbi

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  5. hay errores de tipeo!!!
    revisen

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  6. Quizas se añore diferentes versiones de uno mismo cuando lo que había de a dos murio, no?
    Es inevitable espejar en alguno de los estadíos del amor...
    Me gustaron estos textos!
    Saludos!

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