miércoles, 6 de enero de 2010

Qué es HL?

HL es una nueva editorial de relatos cortos en papel higienico que busca acompañar nuestra inodora inspiración. Para esto convocamos a un concurso de relatos breves (hasta 500 palabras) del cual saldrán los textos publicados seleccionados por un jurado de notables.

HL es una producción sin fines de lucro, y todo lo recaudado será destinado a construir un "Rincón Literario" en dos merenderos infantiles, uno de Tristán Suárez y otro de la ciudad de Rosario, auditado por ambas municpalidades.


Lanzamiento oficial 1 de Abril!
Bases del concurso:
Plazo de entrega de material: Hasta el 1 de Junio de 2011.
Premio: Publicación de los 20 relatos seleccionados en formato papel higiénico con previa autorización por escrito del autor + Beca Fundación Biodiversidad (ver detalle en la web del concurso).
Los relatos deben ser: Inéditos y no pueden participar relatos publicados con anterioridad.
Los relatos no podrán: reproducir parte de otros textos sin ser citados.
Idioma: español.
Forma de entrega: vía email, en un archivo de word y deben ser firmados con pseudonimo. A su vez se debe adjuntar al mail fotocopia de DNI.
Lugar de entrega y conformación del jurado: Será publicada el 1 de febrero.


Contacto y msn: concursohl@hotmail.com
Proximamante: http://www.concursohl.com.ar/

Siempre hay dos Agostos.

Y Dios lo hizo morir durante cien
años y luego lo animó y le dijo:
-¿Cuánto tiempo ha pasado?
-Un día o parte de un día- respondió.
(Alcorán)



Siempre hay dos Agostos.

Capítulo I

El otro día reflexionaba con Carlos Antanucci acerca de los meses del año. Existen muchos meses con personalidad propia, como abril, septiembre, diciembre, incluso enero. Intentábamos poder incorporar a ese listado un mes más y darle identidad y peso propio. Pero esta no podía ser una decisión caprichosa. Jugando, como casi todo lo que se hace en la vida, nos planteamos el interrogante de cuál era el peor de todos los meses del año. Rápidamente nos detuvimos en agosto.

Si quisiéramos, podríamos decir que es el mes más alejado de las vacaciones de verano pasadas y por venir. También podríamos señalar que es uno de los meses más fríos del año. Un argumento histórico podría ser que fue en agosto cuando se lanzó el único ataque atómico de la historia de la humanidad contra Nagasaki e Hiroshima. Pero no, cualquiera de estos argumentos resulta baladí para sostener esta teoría. Al margen de toda esa data, recordé a Vanina. Y fue a partir de esa historia que comenzamos a descubrir que siempre hay dos Agostos.

Por estos lares del mundo, agosto es un mes donde la gente se guarda, el clima vacía las calles, y las cosas empiezan a suceder y a tejerse puertas adentro. Estas condiciones, hacen de agosto el mes ideal para abrir caminos, para desdoblar apuestas casi como si las personas e historias se trataran de cartas en una partida de Black Jack. Para quienes nos gustan un poco los naipes, sabemos que cuando en el Black Jack las dos primeras cartas suman 10 u 11 puntos el crupier nos da la posibilidad de abrir el juego y empezar a transitar por dos mundos paralelos, dos partidas diferentes a la vez. Eso es agosto, pero con personas en lugar de cartas y desde la fría y secreta intimidad que ofrece el invierno.

Capítulo II

La sola idea de que algo pueda tener dos caras, y que una de esas sea claramente oculta, es un episodio que nos pareció por lo menos peligroso. Los agostos ficticios tienen ante todo una riesgosa condición, una vez que se ingresa en ellos, jamás sabemos en que mes nos tocará salir. Este paralelo mes ficticio puede durar varios meses, quizás hasta años.

¿Pero quién puede resultar realmente culpable en agosto? No somos nosotros, es el mes, la coyuntura, los vidrios empañados por dentro y por fuera. La soledad, el frío y las preguntas que nos caen como escarcha y nos obligan a pensar que otros agostos son posibles sin importar la dicha del que nos toque en suerte.

Es un mes que escapa a los reproches. Prescinde de la honestidad, pero también de las explicaciones. En agosto, todos engañamos, pero también todos somos engañados. Todos creemos en circunstancias que en realidad tienen otro sustento, otra imagen, y hasta a veces otro nombre. Transitamos convencidos por caminos que no están asfaltados, ni tienen luz, ni contorno, de pronto ni gente y finalmente ya ni camino.

Agosto tiene el misterio de los secretos que quizás nunca se conozcan. Sin embargo, en algún momento, siempre existe alguien que descubre que la tierra gira alrededor del sol. Que los personajes de Roberto Gómez Bolaños en su famosa tira Chespirito unánimemente comienzan con la CH. O bien, que “Siempre Hay Dos Agostos”.

Capitulo III

Para desnudar un misterio no alcanza con una teoría. Este no es un relato, esta es una investigación.

En lugar de Vanina, podríamos hablar del secreto de Laura hacia José, que este descubrió recién 6 años después. Sin margen de error logramos ubicar este episodio en el mes de agosto. También podríamos citar el famoso caso Heredia, el chico de 12 años que desapareció dos semanas y tuvo a todo Pergamino en vilo buscándolo, cuando en realidad Matías sólo se había escondido en una casa abandonada, viviendo del agua potable y de la extensa provisión de galletitas y golosinas que había llevado. Obviamente todo sucedido en el mes de agosto. Fueron 14 días, el mismo tiempo que tardó Matías en leer “Sandokan, el tigre de la Malasia”.

Los casos que recaudamos son innumerables, pero los primeros, los que iniciaron esta sospecha ahora devenida en teoría, fueron dos. Por un lado, mi historia con Vanina, y por otro lado el gran secreto oculto en la vida de Carlos Antanucci.

Capítulo IV

Carlos es profesor de historia del arte, tiene dos hijos y un Fiat 147 muy bien cuidado. Siempre sospeché que sólo un ser muy especial podría cuidar demasiado a un 147. Diría que es un tipo más bien grandote, de cejas tupidas y que no se caracteriza por derrochar ni efusividades ni gesticulaciones ampulosas. Siempre bien afeitado, al ras, y portando el mismo peinado de cuando lo conocí hace ya más de 10 años, todos los cabellos hacia atrás, pero sin gomina. Nunca le pregunté, pero sospecho que hubo un tiempo donde tenía el pelo largo o un flequillo prominente, porque cada vez que se pone nervioso repite el mismo gesto anacrónico de llevar su mano hacia la frente para acomodar un mechón de pelo que ya hace años dejó de existir.

Si tuviera que decir alguna característica sobresaliente de Carlos, una sola cosa, esa sería que nunca le conocí secreto alguno. Jamás. Un secreto generalmente va acompañado de una trampa, un engaño, lo inconfesable, lo que nos averguenza o si no, lo que no nos conviene contar, ya sea por pudor o por intereses propios.

Fue en Agosto. El año: 1987. Antanucci nunca le había mencionado ni a su mujer ni a nadie lo que esa tarde-noche había sucedido.

Después de haber escuchado la confesión de Carlos, una y otra vez, comprendí que nadie es ejemplo. Si hasta Carlos tenía secretos incontables para ocultar, entonces qué nos quedaba al resto de nosotros.

El pecado, como el progreso, a veces sólo es una cuestión de oportunidades. Sí. Quizás sólo se trate de las oportunidades que nos cruce el destino para tropezarnos con el deseo de lo inconfesable, el fruto rojo de lo prohibido, lo que no se puede hacer y ni siquiera pensar.

Es claro, nadie parece estar exento de visitar los pasillos del infierno al menos una vez. Nadie. Dante Alighieri escenificó mejor que ninguno está apocalíptica sensación. Para él existía una sola persona no merecedora del Averno. Ese ser era el gran poeta Virgilio que representaba la nobleza y el virtuosismo, dos aspectos que lo salvaguardaban de penetrar las oscuridades del mal. Pero Dante entendió que incluso el personaje más puro que podía conocerse, en algún momento, en algún instante, de manera ineludible, debía atravesar por los laberintos del érebol, los abismos de la oscuridad, el fuego del báratro. En su novela La Divina Comedia, bajo el argumento de que Virgilio había vivido antes de Cristo y murió sin bautizar, por ende era un pagano pecador, Dante le solicitó que lo acompañara en su descenso por los siete infiernos hasta llegar al purgatorio y finalmente encontrar la puerta de entrada al cielo. Especulaba que por su condición de pagano, Virgilio podría recorrer esos caminos sin causar demasiado alboroto. Efectivamente así resultó. Dante llegó a su destino y ni siquiera Virgilio pudo evitar transitar como todo mortal, al menos en una ocasión, por el hedor del averno.

No es necesario que aclare que Carlos Antanucci no era Virgilio, pero bien podríamos imaginar que “Agosto” fue el Dante que llevó a Carlos a sumergirse en un secreto tan inconfesable que recién 19 años después se hacía eco en otros oídos, los míos. Si así fuera, ya no habría mucho más por agregar, definitivamente estaríamos en condiciones de aseverar que agosto es un mes de mierda.

Capitulo V

Tuve la oportunidad de conocer a Verónica muchos años después de ese agosto de 1987, y debo confesar que todos los que la conocimos, anhelamos cortejarla alguna vez. Solitaria, secreta, silenciosa, era un enigma atrapante para cualquiera de nosotros. Durante el verano, vestía sus interminables piernas morenas que culminaban en angostos tobillos. Saberla en una reunión implicaba algún tipo de expectativa extra, obviamente no fundada. Nunca le conocimos un novio. Su pasividad sólo se alteraba cuando la sorprendíamos en una fiesta. Me recuerdo observándola a lo lejos, su baile cadencioso pero rítmico, y su mirada sostenida hasta el final cada vez que notaba que algún chico la observaba. Por alguna razón, nunca nadie de nuestro núcleo de amistades intentó jamás proponerle algo.

Antanucci nunca le pudo contar a su mujer ni a nadie acerca de esa tarde-noche. Agosto en 1987 era un mes aún más frío, y su departamento de soltero, donde todo ocurrió, sólo se calefaccionaba con una vieja estufa eléctrica que tiraba poco calor y lo acompañaba con un muy suave pero penetrante zumbido. En Belaustegui 1420 3º C contrafrente, Caballito, recibió la inesperada visita de Verónica, su futura cuñada.

Él le ofreció un café, ella le pidió algo más fuerte. Su mirada llevaba algo extraño, Carlos no estaba seguro si escondía un inminente llanto quebrado o una risa casi perturbadora. En la TV Brizuela Méndez comenzaba el noticiero con un testimonio del por entonces Ministro de Economía Juán Sorruile intentando defender el Plan Austral. Ella pidió que por favor apague el televisor, que necesitaba hablar con alguien y que ese alguien era él. Él le volvió a ofrecer café, ella le pidió una bebida blanca con tres hielos. Había más silencios que palabras y más tragos que miradas. Carlos comenzaba a ponerse ansioso, algo muy poco común en él. Intentaron hablar sobre unos discos que él tenía sobre su mesa, pero el intento no prosperó demasiado. Decidieron volver a llenar sus copas, más con la intención de tapar los baches de sonidos que de continuar bebiendo. Pasaron un par de tragos más, y olvidados del whisky y de todo, finalmente, ella le confesó su amor, un amor que llevaba años en secreto.

Sí, fue en agosto cuando Verónica decidió tras años de espera declararle sus sentimientos a espaldas de su propia hermana. Fue en agosto cuando Antanucci, sorprendido por la declaración, hizo una pausa de perplejidad, para que entonces ella, fruto del mal de todos pecados, aprovechase ese instante del tiempo-espacio para arrojarse sobre él.

Carlos se enojó, se enojó mucho, se ofendió, le corto el beso apretándola fuerte por las muñecas, la miró fijo a los ojos, como con odio y finalmente se abalanzó sobre ella, para después, un rato largo después, dos veces después, y una ducha compartida después, confesarle que Nadia era la mujer de su vida y que nunca jamás podría dejarla.

El gran secreto de la vida de Antanucci, era en Agosto, y Nadia nunca se enteró del mismo, ni siquiera ahora, octubre de 2006, a 3 años de haberse separado.

Capítulo VI

La investigación se había iniciado con una quizás tonta o caprichosa corazonada: mi historia con Vanina, o su historia conmigo.

Hay momentos en los que uno necesita saber lo que no se le declara, ni se le enuncia y ni siquiera se le sospecha. En los tiempos donde desconocía la existencia de otro agosto (el verdadero) intenté buscar respuestas al por qué de nuestra finita historia. A veces se me da por creer en los astros y la astrología, y en ese entonces me refugié en el lenguaje codificado del firmamento para intentar averiguar qué había sucedido.

Pero el resultado de mi búsqueda astrológica me llevaba siempre al mismo lugar. Me cuesta apartarme de la idea de que si las leyes de la astrología son ciertas, entonces también es cierta la ciclicidad infinita del universo. Si imaginamos que el destino de los hombres está regido por la posición de los astros, y si como todos sabemos los períodos planetarios son cíclicos, entonces también será cíclica la historia universal.

Si así fuera, mi historia con ella se repetirá innumerables veces y siempre de idéntica manera hasta llegar a agosto. Imagino, Vanina, que me verás entrando a tu casa infinita y cíclicamente, volverás a conocerme siempre en la misma noche de verano del mismo mes de enero del mismo año. Esa noche de escasas expectativas abrirás la misma puerta, verás mis ojos, yo te miraré hacia abajo, la luna iluminando tus plantas, las sombras ingresando por el balcón, mi remera verde, tus hombros, el azar permanentemente en el aire, ambos cuchicheando de eternas cosas... ¿Nos hemos conocido alguna vez en el pasado? Los mismos siete pasos que separan a aquel living de la habitación, tus manos extendidas sobre el placard, mis manos mirándote una y otra vez… E inevitablemente, volveremos a pasar por cada uno de los mismos estadíos. La atracción, algo parecido al amor, lo nuevo y/o lo diferente. Y volveremos a conocernos... Vos volverás a dudar de mi formación intelectual, yo volveré a dudar de tu capacidad de dar. Volverás a esgrimir tus constantes inquietudes y conocimientos, volveré a disfrazarme de chico de barrio. Volverás a pensarme con mil mujeres casi como una constante, y yo volveré a pensar que aún no coneguiste terminar alguna vieja historia de amor. Y al final, terminaré por caer en los laberintos de este agosto como espejos del tiempo.

En vano resultó mi refugio astrológico, siempre llegaba a los mismos lugares. Es que uno no puede escapar de lo que construye. El mapa de nuestro destino puede buscarse en los astros, pero también en un sólo instante congelado de nuestro presente. Platón decía que todo el pasado está en el ahora, así como también el porvenir. En un instante del presente converge el tiempo total de cada ser. Al abrir aquella puerta en aquel mes de enero, sin saberlo, dibujé el infinito pasado que me llevó hasta allí y también configuré nuestro finito porvenir. Mientras, a la par, vos hacías exactamente lo mismo.


Capitulo VII

Ya sabemos que hay dos agostos, y que el que nos tocó en suerte con Vanina, o mejor dicho el que me tocó a mí en suerte, es ese camino de agostos que jamás existieron, un cúmulo de omisiones desconocidas por mí. Aquel Black Jack de agostos que desdoblaba su juego, silencioso, frío, secreto.

Uno cree que es mejor desconocer ciertas cosas. Sin embargo, cuando se encuentra con una nueva realidad en retrospectiva, entiende que como dice el refrán nunca es mala la verdad, aunque no tenga remedio. Yo viví en un agosto equivocado, y todo lo producido en ese agosto era errado, lo mejor y lo peor, nada debió haber sido así. Pero hay más, el hecho de que haya dos agostos, y estar transitando el agosto errado, genera otro escenario, el de las palabras. Como explicarle a Vanina cuan incómodo me siento al mirar hacia ese mes, encontrar sus diálogos, y los míos también, y contextualizarlos dentro de la realidad ahora conocida.

Un mes después de dejar de vernos, recuerdo haberle consultado telefónicamente acerca de cuando pensaba conocer mi nuevo departamento de Paternal, si iba a esperar a estar casada para hacerlo. Mi “humorada” tuvo eco de otra humorada en sus palabras: “Qué sabés si no estoy en eso…”, me dijo. A mí me pareció un juego amoroso, un guiño de celos, a menos de tres semanas de separarnos no imaginaría un nuevo escenario de amor en su vida. Vanina siempre tuvo un espíritu muy adolescente, y ese diálogo, me pareció más de ese espíritu. ¿Si no qué otra cosa pudo haber sido? Jamás consideraría un trasfondo real en esa frase, hasta su ironía y acidez conocen de límites, nunca me diría socarronamente eso si realmente fuera cierto. Y yo sé que su costado maligno (que todos tenemos) está altamente desarrollado desde la palabra, en realidad como casi todos sus aspectos, siempre altamente desarrollados, para bien y para mal. Pero también es cierto, que ese costado no es más que la cristálida fragilidad interna que siempre visualicé en ella, esa necesidad o ese llamado urgente y a veces desesperado por ser querida, valorada, a veces abrazada y siempre deseada. Sin dudar un segundo en su persona, me convencí inmediatamente que sólo buscaba encontrar un escenario de celos en aquella declaración.


Capítulo VIII

Siempre hay dos agostos, y esa es una deuda que tendré eternamente contigo Vanina, sin tu presencia me hubiera resultado imposible descubrirlo. Por eso, ahora me animo a hablarte, varios meses después…

Capitulo IX

Escuchame Vanina: yo no sé por dónde andarás ahora, pero cómo me gustaría que leyeras esto. Sí. Porque hay cosas, palabras, que uno lleva mordidas adentro, y las lleva toda la vida. Pero una noche siente que debe escribirlas, decírselas a alguien porque si no las dice van a seguir ahí, doliendo, clavadas para siempre. Y entonces yo siento que tengo que decírtelo. Escuchame. Yo sé que hubo otro agosto, que quizás empezó en julio, o junio, o a mitad de agosto, no sé. La historia, ya sea de grandes o pequeños sucesos, es esa disciplina que nunca se puede empezar desde el principio.

Imagino, que si lo hubiera descubierto antes, mis reacciones e interacciones hubieran sido otras. Mi olvido, y su reverso, el recuerdo, hubieran tenido matices completamente diferentes. Quizás, con esa información, no hubiera perdido mi otro agosto, porque para mí también era agosto y yo también engañe, a la par de haber sido engañado.


Capítulo X

No sé si tu otro agosto se llama Marcos Velero o Martín Vázquez o Mariano Villaluzuriaga. Pero salvo eso, lo sé todo.

La luna siempre está observando. El viento me trajo otro escenario, me lo susurró, y le creí. La luna grande, no me olvido, blanquísima luna de octubre entre los árboles. El recuerdo de tu cara iluminada, desfigurándose de pronto. Sentí como una arcada que me estaba atragantando. Me ardían las manos. La verdad es que esta vez dolió, mierda si dolió, pero al rato me vi invadido por una extraña e inesperada sensación de alivio, me sentí despejado, quizás incluso satisfecho...

Heráclito decía que uno nunca se baña dos veces en el agua del mismo río, porque las aguas del río van cambiando. Pero propone una segunda mirada de la misma escena, y es que uno mismo es un río interno que cambia constantemente y que cuando regrese a la misma orilla para bañarse en ese mismo río, ya no será el mismo, él también habrá cambiado. Y con este mes de este año me sucedió exactamente eso.

Recorrí velozmente el nuevo agosto que había descubierto. Ahora el camino era otro, las ideas otras, las sensaciones y los recuerdos también, las personas eran otras aunque se observaran iguales. El piso era firme, no de barro, el aire ya no era denso, existían olores. Estaba en el mes indicado. Vos, Vanina, seguías estando al costado de un camino, aún bajo la luna llena, pero ya no eras la misma, tu rostro si era el mismo, pero tus gestos eran absolutamente otros, incluso el ángulo en el que se balanceaba tu pequeña cabecita era otro, el flequillo era mas largo, tus párpados caían más que de costumbre y el brillo de tus ojos era espeso. Nada era igual en ese agosto hasta entonces desconocido.

Escuchame Vanina: Yo sé que hubo otro agosto y es tan real como saludable saberlo. Pero lo que necesito que me escuches Vanina es que no me enoja ese nuevo agosto, sino que me llena de un sano olvido. Y no te juzgo por ese agosto, no te condeno, que si por mí fuera estarías absuelta de culpa y cargo totalmente, tampoco me siento con la moral necesaria (ni mucho menos) para ser yo quién juzgue actitudes humanas, en todo caso ese saco le calzará a otro.

Escuchame bien Vanina: Yo sé cómo y por qué sucedió todo, lo entiendo, es claro y va más allá de uno, del bien, del mal, de lo honesto, de lo noble o incluso de lo merecido.

Todo ocurrió por una obvia, invariable y simple razón:
Siempre hay dos agostos Vanina… Es la única e inconfesable manera de transitar por este mes turbio y apocalíptico de gente encarcelada en sus casas. Un mes de ventanas selladas, de personas que caminan rápido y ni se miran a la cara, de mañanas donde uno no quiere ni levantarse. Esta fue tu inevitable manera de transitar por este aciago mes. Y a mí, casi como un actor de reparto, pero quizás también con un dejo de justicia, me tocó en suerte hundirme en las sombras del ficticio agosto que configuraste, y del que recién hoy, domingo 20 de octubre de 2006, mientras termino de escribir estas últimas líneas, logro escapar.


Darío R.
Octubre
Registro: 211143

viernes, 16 de octubre de 2009

El azar (parte 1)

Anoche, mientras salía de mi departamento con una botella de tinto entre las manos, se me ocurrió, Laura, que vos jamás sabrías de ese pequeño detalle. La botella de vino tinto, la sonrisa en los labios, el aire de expectativa ante la inminencia de una fiesta que prometía mucho y efectivamente cumplió: pequeños detalles que vos quizás jamás sepas, así como yo no sé de tantos pequeños detalles tuyos.
En la fiesta conocí a una chica española, Cristina, había llegado a Berkeley por dos meses a visitar a su hermana, pero le gusto y ya lleva 3 meses. Hubo una conversación trivial, hubo un par de sonrisas sugerentes y vino tinto, y cerveza, hubo el contagioso merengue de Juan Luis Guerra y de pronto, Laura, me encontré bailando con exaltada pasión. La estaba pasando muy bien y por ese momento me pude olvidar del allá, del pasado reciente y del futuro trunco, y concentrarme en el acá, en el ahora.
Luego me sentí culpable. Como siempre me había sentido cuando la pasaba bien sin ti, cuando me dejaba llevar por el ruido del mundo y descubría que también podía ser feliz en tu ausencia. Para alguien que nunca dudó de ninguno de los mitos que generaciones pasadas nos legaron acerca del amor, esa verdad produce angustia y amargura: porque uno cree literalmente en los mitos y cuando descubre el amor piensa que es cierto, uno no puede vivir sin el ser amado, sin ese ser al lado hay insomnios continuos y una desgarrada, quieta desesperación y a veces no tan quieta. Angustia y amargura, porque uno descubre que puede vivir sin el otro ser, la impiadosa vida continúa y hay que sobrevivir, de algún modo hay que ingeniársela para construir un mundo en que la otra persona esté pero no esté, sea imprescindible pero no sea imprescindible. Y así, Laura, nuestro gran amor se convierte en un amor más, un amor que pudo no haber sucedido aunque nosotros creamos que el destino nos tenía reservados un momento, un amor lleno de debilidades y olvidos y traiciones como el de tantos otros.
Sin embargo, lo mas curioso es sentirme culpable ante tu ausencia absoluta, casi como imitando el gesto anacrónico de quien se acomoda un flequillo que ya hace años se convirtió en calvicie.

El azar (parte 2)


Alguna vez discutimos sobre como es cuidar al otro. Imposible tolerar la verdad y la verdad y nada más que la verdad. Tu presencia flamea en mis pensamientos, a veces. Si me acercara, si te acercaras, cómo contarte, por ejemplo, que después de la medianoche besé a Cristina en el balcón con un ardor que no sentía hace mucho. Cómo contarte que un par de horas después, en el jardín y protegidos por las sombras, Cristina deslizó su mano derecha entre mis ropas hasta encontrar lo que buscaba, y cuando lo encontró no lo soltó hasta que yo tuve que pedírselo por favor, era tanto el placer y luego el dolor. Cómo contarte, Laura, que Cristina y yo, ebrios y olvidados de todo excepto de los dos, nos fuimos a mi departamento y allí nos embarcamos en un viaje de jadeos y temblores hasta el fin de la noche.
El azar es culpable de todo, de las pequeñas aventuras, de los grandes amores.
Mis amigos dicen que en realidad no estoy enamorado, sino no sería capaz de hacer lo que hago. Sin embargo, Laura, pienso que ya he pasado la etapa de la visión maniquea del mundo, pienso que puedo ser capaz de amarte mucho, y acaso aún más que antes, al mismo tiempo que suceden las cosas que suceden aquí. Sería acaso mucho más fácil para mí que una cosa excluya a la otra, pero no, una cosa es el amor y otra la necesidad, nuestra inherente fragilidad, la hermosa espina de la tentación, el miedo que tenemos a quedarnos solos. Una cosa es el amor y otra la ausencia, o al menos eso es lo que creo ahora, eso es lo que quiero creer ahora, quizás si alguna vez resulta que estemos juntos pueda creer que mi plenitud sería tan completa como nunca antes había resultado, que lleno de vos, ya no necesitaré más nada.
Y no soy ingenuo, y sé que lo que hago lo puedes estar haciendo vos también. Entiendo claramente que mi ausencia se ha llenado con otros pequeños o grandes inquilinos de vos, o en el peor de los casos copropietarios.
Por eso jamás te enviaré esta carta, preferiré publicarla en el suplemento literario de algún periódico, escudado en la ficción. Incluso si existiera (sólo por capricho del azar entiendo) algún otro escenario de un nosotros, no te la enseñaría. Y si algún resulta que la leas en algún espacio literario, yo recordaré el momento en que lo escribí, este momento, las once de la mañana en mi habitación, Cristina todavía durmiendo en mi cama, con la respiración acompasada y lejos de mí y del mundo, el perfecto cuerpo desnudo, la perfumada piel canela, y recordaré haber hecho una pausa antes de terminar de escribir el cuento, una pausa para admirar el hermoso cuerpo desnudo, recordarte también a vos en alguna escena similar que ya casi que se me aparece en blanco y negro, y te diré sin vacilaciones que no, que ese cuento no tiene nada autobiográfico, ese cuento es una ficción más. Que todo lo que se relaciona conmigo es, de una forma u otra, ficción.

Magritte



El ojo es un objeto, una imagen, pero también es una idea.


martes, 6 de octubre de 2009

Matemática ecológica o Mear fuera del tarro.

Adrián Paenza me enseñó mucho sobre pensamientos laterales y sobre como jugar con la matemática. Invariablemente, esta idea es secretamente dedicada a su televisiva docencia.
Mientras agotamos los recursos naturales, científicos, políticos y organizaciones ecologísticas intentan por un lado frenar el deterioro platenario y aportar soluciones a diferentes problemáticas, como por ejemplo, la escasez de agua.
Pero pensemos un segundo, habria una forma simple y facil de ahorrar 18200 litros de agua por año por familia.
Cómo?
Muy fácil, pero les dejo unos segunditos para pensar....................
La respuesta, sería que deberíamos orinar mientras nos duchamos. La pregunta entonces, sería como influye esto en el ahorro de agua?
Es así, imaginemos nos bañamos una vez por día, como debería ser. Imaginemos que cada vez que nos bañamos, envíamos ese orin en lugar de al hinodoro a la ducha.
Bien, entonces, ahora, podríamos calcular que cada vez que orinamos gastamos 10 litros de agua apretando el botón. En ese caso, estaríamos ahorrando 10 litros de agua por cada baño, uno por dia, 365 al año e imaginemos tambien que en verano solemos bañarnos mas de una vez al día.
En este caso, un grupo familiar tipo de 4 personas, estarñia con esta simple práctica ahorrando 18200 litros de agua por hogar.
Ahora demos un paso mas, pensemos en una zona urbana, como por ejemplo digamos, Paternal, donde viven unas 50 mil personas. Si pensáramos que la gente que vive en Paternal se baña nua vez por dia y siempre que se baña orina en su ducha, estaríamos diciendo que con sólo los oriundos del barrio de La Paternal, se estarían ahorrando alrrededor de 910 millones de litros de agua al año.
El cambio empieza por uno.

Octubre.

viernes, 2 de octubre de 2009

Break...



La rutina y el olvido comparten el síntoma de la costumbre.

Algo se quebró...
El paso de la dicha a la costumbre es una de las mejores armas de la muerte.

Sept 2009

jueves, 1 de octubre de 2009

Todo se gasta


Todo se gasta,
y ya no nos sorprende como antes. Se nos gasta incluso la facultad de admirar. Porque hasta nosotros mismos nos gastamos. No se puede pretender de las cosas que no se gasten, iría en contra de las leyes de la física, de la entropía, de la fatiga de los materiales; contra las leyes de la biología ni hablar.
Pero bueno, si uno ve algo y lo nota gastado, significa forzosamente que antes brilló.
Supongo que lo máximo que se le puede pedir a las cosas, a todo, a vos, a mí, es haber brillado alguna vez. Aunque sea una, y gracias.
Que ya es bastante.


Septiembre 25 de 2009

Raices.




Qué significa el bien

Qué significa el mal

Que quiere decir justicia

Que viene a ser libertad

Si somos solo alimento

del fluir universal



J.Hector Rosemblat

Agosto 1953

Materia sin forma


Existe una materia sin forma, un pozo sin fondo, un sumiderodonde van a parar los desechos del alma, los sentimientos puros, las heridas de guerra, la verguenza y el honor, lo que no sirve, lo que no tiene funcion ni estatuto real, lo que no requiere de apariencias ni se articula de una manera razonable con lo que todo los dias se es, se sigue siendo, a pesar de lo que se ha perdido.
Esa materia es el reverso del atletismo moral, del alma bella, y es la esencia de lo inconfesable. Esta materia actua por su cuenta, sus actos son vergonzosos, y producen el efecto de ilustrar algo inesperado, equivoco y casi siempre miserable. Si viviesemos en otros tiempos podria decirse que lo que se ve de esa materia es el vomito del diablo. Puesto que vivimos en nuestros dias solo queda enunciarla como un mas alla desconcertante regido por bajas pasiones.
Esta materia recibe el nombre generico de “olvido” y de ninguna manera debe creerse que tiene alguna relacion con la voluntad, con la memoria, o que puede ser abordada para su rescate como si a ella fuese posible enviar una cuadrilla de salvataje, un batallon de exorcistas, un ejercito de salvacion. El olvido nos dibuja encima, siempre, la imagen que mas aborrecemos, y en sus momentos de mayor eficacio no nos deja vivir

Testigo de mi mismo



Soy testigo, soy el unico testigo de mi mismo, de esa pequeña parte de mi pensamiento que yo pretendo estaba ya formulada y que vive en pleno boicot con el estado mas puro de la la vida, el alma...


Si uno pudiera al menos gustar de su nada, si uno pudiera descansar en su nada y que esa no fuese una cierta especie de ser mas tampoco la muerte...


A.A.

Los abismos de Charles B.



En lo moral como en lo físico, siempre he tenido la sensación del abismo, no sólo del abismo del sueño, sino del abismo de la acción, del ensueño, del recuerdo, del deseo, de la añoranza, del remordimiento, del número, etc.
He cultivado mi histeria con regocijo y terror. Ahora, siempre siento el vértigo, y hoy, 23 de enero de 1862, he sufrido una singular advertencia; he sentido pasar sobre mí, el viento del ala de la imbecilidad.


C. B.!

Bajo el mie...



Necesito a mi lado una mujer sencilla y equilibrada, y cuya alma agitada y oscura no alimentara continuamente mi desesperación. Los últimos tiempos te veía siempre con un sentimiento de temor e incomodidad. Sé muy bien que tus inquietudes por mí son a causa de tu amor, pero es tu alma enferma y malformada como la mía la que exaspera esas inquietudes y te corrompe la sangre. No quiero seguir viviendo contigo bajo el miedo.
A. Artaud

Mi Lu ZZZZ



Mi LU
mi lubiduliami golocidalove
mi lu tan luz tan lu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y menirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus eropsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubísnea
mi lu más lar
más lampo
mi pulpa de lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lulumía.

O.Girondo